jueves, 3 de septiembre de 2015

MIGUEL Y RAFAEL TRABAJANDO JUNTOS


MIGUEL  Y  RAFAEL TRABAJANDO JUNTOS


Parecería ser que Miguel y Rafael colaboran para conseguir un objetivo común: trabajan juntos para ayudarnos a alcanzar la sanación. Cuando existe una gran necesidad de curación, como por ejemplo en el caso de una persona muy afectada por la muerte de un ser querido, la protección de Miguel es una parte muy importante del proceso de sanación. El gran Arcángel puede, en sentido metafórico, extender sus alas a nuestro alrededor para protegernos de influencias perjudiciales que podrían evitar que nos concentráramos en la necesidad de curarnos. En un ambiente protector como este, nuestros Ángeles de la Guarda, en colaboración con Rafael, nos pueden ayudar a sanar.

Todos tenemos muchas oportunidades para pedir a nuestros Ángeles que nos ayuden a sanar nuestras vidas, pero para las personas cuya profesión consiste en curar, las oportunidades de disfrutar de la colaboración de los Ángeles son mucho más numerosas.

Como profesional de la salud, uno se debería someter a la tutela permanente de Rafael y Miguel. Nunca se debería entrar en la habitación de un paciente sin antes pedir al Ángel Propio y al del paciente que brinde su ayuda. No habría que recetar una medicación o un tratamiento sin antes pedir ayuda a los Ángeles para que aquel tratamiento resultara tan efectivo como fuera posible.

Por la noche habría que decir a cada uno de los pacientes, “Sueña con los Ángeles”, y por la mañana, igual que todavía lo hacen los granjeros franceses: “Buenos días a ti y a tus compañeros”, refiriéndose, por supuesto, a su Ángel.

Habría que hablar a los pacientes de sus Ángeles de la Guarda porque es muy reconfortante saber que los Ángeles siempre están con nosotros. Es seguro que las noches pueden ser muy largas y solitarias.
Muchas personas que están gravemente enfermas, sobre todo aquellas que están ingresadas en un hospital, explican que han visto a sus Ángeles o han notado que les tocaban. En ocasiones el personal del hospital se ríe de estas experiencias y aseguran que sólo son producto de los calmantes, pero los pacientes saben la verdad. Sus Ángeles les visitan para curarles, tal vez no curen sus cuerpos de forma inmediata, pero les curan el miedo y la angustia que sienten y les transmiten fe y esperanza haciendo que se sienten mejor. En ocasiones también les visitan para facilitarles la transición de esta vida a la próxima, y entonces les dicen que ha llegado la hora de partir.

Los niños son especialmente propensos a ver Ángeles. Tal vez son demasiado jóvenes para saber que ver Ángeles es “imposible”, y por lo tanto los ven con mayor facilidad.




EL ARCÁNGEL GABRIEL

Su nombre significa “DIOS ES MI FUERZA”, y parece ser nuestro más frecuente visitante de los reinos elevados.

Es el Gobernador del Edén y el mandatario de los Querubines. Se dice que se asienta a la siniestra de Dios y para los mahometanos dictó la totalidad del Corán a Mahoma y está considerado como el Ángel de la Verdad.

Gabriel es descrito como dotado de 140 pares de alas, y en la tradición judeocristiana es el Ángel de la Anunciación, de la Resurrección, de la Misericordia, de la Revelación, y de la Muerte. Como mandatario del primer cielo, está más cercano al Hombre.

Según el testimonio de Juana de Arco, fue Gabriel quien persuadió a la Doncella de Orleáns para que ayudase al Delfín.

Gabriel se aparece a Daniel a fin de explicar la asombrosa visión que tuvo el profeta de la lucha entre el carnero y el macho cabrío (siendo destruido por los griegos del oráculo de los persas). Vuelve a aparecerse a Daniel para anunciarle la llegada de un Mesías, mensaje que repite medio milenio más tarde a María en la Anunciación. Es curioso que apareciese en tantas concepciones. Antes que a María, ya había anunciado a Zacarías la llegada de Juan el Bautista.

El carácter esencialmente femenino de este notable Arcángel se revela una vez más en la tradición popular, que habla de cómo saca del paraíso al alma invariablemente rechazada y la adoctrina durante los nueve meses que permanece en el seno materno.

La astrología esotérica ve al Arcángel relacionado con la esfera lunar y con el elemento Agua, del signo Cáncer.

Es el agua de la gestación, en la que se desarrolla el germen divino que se encarnará en cada embrión humano. Naturalmente, es un agua simbólica, que no pertenece a la dimensión física sino a los planos astrales superiores. Es el agua a través de la cual se entrevé el futuro, el elemento que consiente a la mente humana llegar a la intuición. Es la precognición que hace surgir la genialidad y los descubrimientos científicos o la creación de una obra maestra en el arte.

Gabriel es el custodio de la creatividad expresada en todos los campos del conocimiento humano; es el que abre la mente del hombre a la comprensión del genio y de la belleza; el que hace “Concebir” las ideas, pues a Él atañe todo lo que concierne a la concepción, tanto en el plano físico como en el abstracto.

Por lo tanto, Gabriel actuando a través de las Legiones de sus Ángeles, extiende su dominación incluso sobre todo lo que concierne a la creación física y espiritual de un nuevo ser.

En el momento de la concepción, sus legiones de Devas, constructores de la forma, descienden en la materia; guiarán el proyecto físico de las células que se van agregando en el vientre materno para plasmar a un hombre.

Otra criatura de sus legiones celestes acompañará al embrión físico al espirito que deba encarnarse. Permanecerá toda la vida junto al nuevo nacido, haciéndose su custodio… Tal vez el gran Arcángel se moverá “personalmente” para escoltar a una gran Entidad cuando ésta debe entrar en un cuerpo físico para encarnarse en la Tierra.

Los comunes mortales, sea cual sea su religión, fe, raza o color, sean buenos o malos, futuros santos o individuos perversos, todas las criaturas que han nacido o nacerán sobre nuestro planeta, realizan su viaje del mundo espiritual al físico guiadas por Ángeles sometidos a Gabriel, y que permanecerán siempre a su lado. De Gabriel, pues, dimanan las infinitas legiones de los Ángeles custodios, los pacientes ayudantes del género humano. Criaturas que ayudan en la evolución de nuestra especie, pero que, a la vez, se desarrollan por medio de nosotros.

Dominador del elemento Agua, Gabriel, extiende su influencia sobre Cáncer, Piscis y Escorpio.






EL ARCÁNGEL URIEL


Citado como uno de los cuatro Ángeles de la Presencia, significando su nombre “FUEGO DE DIOS”, es clasificado diversamente como Serafín, Querubín, regente del sol, llama de Dios, presidente del Hades y, en su papel más conocido, Arcángel de la Salvación.

Dirige el Tártaro (o Infierno) y en el colérico e infernal “Apocalipsis de San Pedro”, Uriel aparece como el Ángel del Arrepentimiento, descrito gráficamente como un ser casi despiadado como cualquier demonio, al que uno no desearía encontrarse en el Infierno. “Uriel, el Ángel de Dios, expulsará, de acuerdo con su trasgresión, a las almas de los pecadores… que arderán en sus moradas con un fuego eterno. Y después de que todos hayan sido destruidos en sus moradas, serán castigados eternamente, etc., etc.

Para aquellos que todavía imaginan que todos los Ángeles son dulces y encantadores, esta descripción debe resultar una advertencia. Los Ángeles probos son tan inmutables en el cumplimiento de sus obligaciones como un camión de cuarenta toneladas que circula a ciento cincuenta kilómetros por hora, aproximadamente con el mismo efecto.

Con frecuencia se ha identificado como el Querubín que se alza “en la Puerta del Edén con una espada flameante”, o en su calidad de Ángel que “vigila el trueno y el terror”, Uriel parece ser una figura muy seria, y, como tal, su Presidencia del Infierno parece más apropiada.

La afirmación de que fue el Ángel que dio la Cábala al hombre está curiosamente reñida con lo que sabemos de su fanática probidad. No obstante, existe una cierta justicia poética en el hecho de que fue precisamente este Ángel riguroso con las normas quien, en el siglo VIII, resultó tan severamente reprobado por un Concilio Eclesiástico. Más tarde, la Iglesia se aplacó y Uriel fue rehabilitado, pero transformado en un santo cuyo símbolo sagrado era una mano abierta sosteniendo una llama.

Uriel también se distingue por ser el Ángel más observador de todos. Él fue el mensajero enviado para advertir a Noé de la proximidad del diluvio, siendo conocido además como el Ángel del mes de septiembre.

EL ARCÁNGEL RAGÜEL

Hay además, cuatro Arcángeles especiales. Son Arcángeles del misterio, a estos no se los puede convocar pero sí debemos conocerlos.

Tradicionalmente conocido como Rasuil, Rufael, Akrasiel y “AMIGO DE DIOS”, Ragüel, según Enoc, se ocupa de vengar el mundo de los astros. Esto también puede interpretarse como el que vigila el buen comportamiento de los Ángeles. ¡Y llegaremos a descubrir que éste es probablemente el oficio más agotador de toda la burocracia celestial!.

Los Ángeles son una especia particularmente vulnerable cuando llegan a la corrupción. E incluso este mismo Ángel, que se suponía debía juzgar la conducta de sus pares, debido a un giro maravilloso del destino, fue reprobado por la Iglesia en el 745 d.c., junto con Uriel. Ambos Arcángeles sufrieron la indignidad de ser excluidos de las listas en el prestigioso Santoral. Esto sucedió en el ignomioso concilio eclesiástico convocado por el Papa Zacarías, quien dirigió una especie de caza de brujas angélica entre los estratos más elevados de los seres celestiales.

Condenó a Ragüel por ser un demonio “que se hizo pasar por Santo”. Como logró Zacarías obtener en la tierra la prueba de ello está más allá de lo imaginable y debe de haber sido fuente de perplejidad y especulación, incluso en esa época.

En períodos más tranquilos, este Arcángel fue mencionado en parte del manuscrito de la apócrifa Revelación de Juan. En el manuscrito se lee que “Entonces Él enviará al Ángel Ragüel diciendo: haz sonar la trompeta por los Ángeles del frío, la nieve y el hielo, y calma toda clase de ira en los que se alzan a la izquierda.

Fue Ragüel quien transportó a Enoc al cielo. Entre sus otras funciones se dice que figuraba la de ser un Ángel de la Tierra y un guardián del segundo cielo.

EL ARCÁNGEL SARIEL


También conocido como Suriel, Suriyel, Zerachiel, y Saraquel, su nombre significa “MANDATO DE DIOS”. Esto se adecuaría a la descripción de sus obligaciones tal como son enunciadas por Enoc, quien dice que es Sariel el responsable de la suerte de los Ángeles que trasgreden las Leyes.

Mientras que existen muchos aspirantes con méritos para el dudoso honor de ser el Ángel de la Muerte, Sariel ha sido siempre el candidato más probable. Aunque por lo general se cree que fue Zagzagel quien transmitió a Moisés todo su conocimiento, muchos eruditos atribuyen la tarea a Sariel. Ciertamente, Él es conocido por haber sido casi suizo en cuestiones de higiene, habiendo adoctrinado al Rabino Ismael en muchos de los detalles sanitarios de la conducta virtuosa.

También se afirmó que Sariel es un sanador como Rafael, un Serafín y un Príncipe de la Presencia.

No obstante, según lo que estamos comenzando a reconocer como patrón angélico de conducta, también es mencionado por Enoc como uno de los rebeldes caídos. Es difícil conciliar esto con el hecho de que en “Las Guerras de los Hijos de la Luz contra los Hijos de las Tinieblas” su nombre aparece sobre los escudos de una de las unidades combatientes de los Hijos de la Luz. Presumiblemente, su carácter de agente doble fue aclarado hacia el siglo I.

EL ARCÁNGEL RAZIEL

Conocido también como Ratziel, Gallizur, Saraquel y Akrasiel, Raziel ostenta el fascinante título de “ÁNGEL DE LAS REGIONES SECRETAS Y DE LOS MISTERIOS SUPREMOS”

Según una leyenda, Raziel es el autor de un gran libro, “donde se pone por escrito todo el conocimiento celestial y terrenal”. Cuando el Ángel dio su volumen a Adán, algunos Ángeles envidiosos se lo robaron para arrojarlo al océano. Una vez recobrado por Rahab, el Ángel demonio primordial de las profundidades, el libro pasó primero a Enoc, quien aparentemente lo presentó como propio, y luego a Noé, que de Él aprendió a hacer su arca. Se cree que también Salomón poseía ese libro, el cual le proporcionó sus extraños conocimientos mágicos y dominio sobre los demonios.

A partir de entonces parece haber desaparecido, después del breve descubrimiento con Salomón. Resurgió la paternidad literaria de Eleazar de Works, un escritor medieval. Se dice que en las páginas de este volumen Raziel reveló las 1.500 claves de los misterios del Universo. Lamentablemente, dichas claves están escritas en un código secreto que ni siquiera es comprendido por los Ángeles más importantes.

Otros místicos judíos informan que “cada día el gran Ángel Raziel se alza sobre la cumbre del Monte Horeb y proclama los secretos de los hombres a toda la humanidad”.

Según Moisés Maimónides, Raziel es el Jefe de los Tronos, identificándose con un brillante fuego blanco, que es una de las características de ese orden.

Un atributo curioso, registrado por el Rabino Pirke, es que Raziel “despliega sus alas sobre los Hayyot por miedo de que su aliento llameante consuma a los Ángeles auxiliadores”. Los Hayyoth, o bestias celestiales, son considerados idénticos a los Querubines.

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PROGRAMACIÓN ANGÉLICA Nº. 7
Cartas a tu Ángel


Para realzar tu experiencia y ayudar a crear una atmósfera que conduzca a la comunicación angélica, es conveniente encender una vela o una varilla de incienso. necesitarás papel y lápiz. Te conviene hacer la cimentación antes de comenzar, sobre todo si te sientes atolondrada.

1) Siéntate cómodamente y dedica unos instantes a concentrarte en tu respiración, regulándola de modo tal que inhalación y exhalación duren aproximadamente el mismo tiempo.

2) Ahora vuelve tu atención hacia adentro y piensa en tu Ángel, tal como lo haces cuando escribes a tus amigos. Piensa en tus amigos, en su aspecto, y luego te diriges a ellos teniendo en cuenta su personalidad. De la misma forma, piensa en tu Ángel y permítete sentir su suave energía.

3) Fecha tu carta, escribe “Querido Ángel” y deja que fluyan las palabras. Pide a tu Ángel orientación y/o apoyo y agradécele su ayuda por anticipado. Luego firma al pie, como lo harías en una carta a un amigo.

4) Si tienes un altar de meditación o una caja en la que guardes cosas especiales, puedes guardar la carta allí. Algunos ponen las cartas a sus Ángeles bajo la almohada. Otros las queman, enviando el mensaje a los cielos con el humo que se eleva. Tú sabrás qué hacer con la tuya. Y si no lo sabes, ¡pregunta a tus Ángeles!

Material Tomado de la WEB
Compartiendo con Amor



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