viernes, 17 de julio de 2015
¿CUAL ES MI MISION EN LA VIDA?
CUAL ES MI MISION EN LA VIDA????
Por Ana Muñoz Terapeuta
¿Cuál es el propósito de mi vida? ¿Qué rol cumplo en esta totalidad? ¿Qué importancia tengo en este Universo, aunque soy tan pequeño?
Todos tenemos un propósito… cada semilla, ave, animal, cada humano, cada célula y estrella tienen un propósito por el cual existen. La existencia misma es un propósito: el movimiento; por más absurdo que parezca, el propósito que todos juntos tenemos, es el constante movimiento, nunca debe detenerse, nuestra misma naturaleza lo necesita, nuestros sueños nos impulsan en los momentos en que nos estancamos. Cuando la vida ha llevado a alguien a una monótona vida de oficina, de la cual sabe que no es su realidad, sus sueños son quienes muestran su propósito.
Nuestras habilidades, aquello en lo que somos buenos, nuestros hobbies, nuestras ideas, por más locas que sean, esos aspectos son los que están metidos en nuestra genética y personalidad, los cuales nos guían hacia nuestro propósito individual. Hay que hacer caso a aquello que sabemos y tenemos como habilidades, ellas son el camino hacia nuestra realización.
La Misión, no es un trabajo que cumplir, muchas veces podemos creer que nuestra misión puede ser dura, o algo que hemos pactado… pero en realidad, ella es nuestra propia realización como seres. En el proceso de realizar nuestra misión, la vida nos enseña las herramientas con las cuales la lograremos.
¿Cuáles son esas herramientas?
Tenemos dos tipos de herramientas para lograr el cumplimiento de nuestra misión: las Positivas y las Negativas. Ambas nos ayudarán.
Las Positivas son las que mencioné antes: nuestras habilidades, nuestros hobbies, aquello que nos agrada o en lo que somos buenos. Esto nos acerca a la misión, porque descubrimos que todo lo que venimos a hacer al mundo, está relacionado con lo que nos hace felices. Muchas veces la sociedad castigará o criticará a quienes son felices cumpliendo con sus habilidades, puesto que la sociedad capitalista o comunista no comprende cómo alguien puede subsistir sin el esfuerzo natural al cual el humano está sometido; la idea siempre fue que había que trabajar con el sudor de la frente para lograr algo… pero todos bien sabíamos que eso sólo es una parte del aprendizaje, y que nuestro propósito no se logra con el sudor, sino con la alegría.
Las Negativas son nuestros karmas, las cosas a las que nos enfrentamos que nos desagradan. Tener que trabajar en sitios a los cuales no le encontramos el propósito, estar en ambientes con personas que nos desprecian o desvalorizan, ayudar sin entender la razón, sufrir una vida de constantes pérdidas o separaciones… Todos estos aspectos negativos a corto plazo, son positivos a largo plazo… es lo que podemos llamar: la Preparación. Estar en situaciones feas, encasilladoras, en trabajos sin entendimiento, todo esto nos hace aptos para enfrentar las adversidades que comprenden nuestra Misión. Debemos estar atentos a ello, pues nos servirán de mucho al hacerlo consciente… piensen: ¿qué saco yo de esta situación? ¿Qué he de aprender de esta experiencia? ¿Qué me aporta este trabajo o relación?
Todo es un aprendizaje constante y una preparación para el cumplimiento de la Misión… pero lo más loco de este cumplir… es que no importa si eres consciente de haberlo hecho.
Claro está que cuando uno es consciente de sus propósitos, nos vemos ya en un plano evolutivo más flexible, más sutil. Saber cuál es la Misión individual es importante para nuestra realización como individuos.
¿Es bueno saber cuál es mi Misión?
Deben de tener en cuenta los aspectos positivos y negativos de saber cuál es la misión.
Lo positivo, como dije: te posiciona en un nivel flexible de la evolución, en la que eres consciente de que todo lo que sucede te está preparando para esa función que has venido a realizar. Estás atento, y dispuesto a estas situaciones.
El lado negativo es que cuando uno reconoce su misión, está pendiente de su realización… y muchas veces eso le trae problemas. Querer que suceda ya, adelantar los tiempos, las acciones… llega la angustia y desesperación, pues las cosas no salen como se las espera, y así la frustración invade el cuerpo. Ve el contexto y se enloquece al ver la casi imposibilidad de su misión, y prácticamente termina por no cumplirla.
¿Entonces… cómo cumplo mi Misión?
En realidad, la Misión se cumple muy fácilmente: viviendo.Despreocúpense de su Misión.
Hace mucho tiempo, antes de nacer, todos, cada uno de ustedes, se reunió con un grupo de almas, seres, guías y maestros con los cuales debatieron su misión, ellos están ahí para ayudarlos en el cumplimiento de la misma… ¿cómo? A través de “deja vú”, de señales, palabras, películas, libros, carteles incluso… ¿Cuál es mi punto? Que mucha gente cumple su Misión y muere sin saber que la ha cumplido… sin embargo, hizo lo que tenía que hacer.
Es la Nueva Era un hervidero de ideales que estaban trabados, pero no por haber estado en el inconsciente colectivo, no se hacían.
Nuestra mayor herramienta hoy a diferencia de ayer, es que SABEMOS que existe una Misión que hemos pactado cumplir. Cosa que antes no sabían, pero sin embargo, se cumplían por el inconsciente y subconsciente.
No importa cuál es nuestra misión, lo importante es estar atento a las señales que nos guían a su cumplimiento.
Piensen muy bien lo siguiente… hay muchos que se están conectando o que ya están conectados, y que entre los 5 años y los 20 años ya saben cuál es su misión, pero lo que no saben es que comenzará a concretarse a su 45 o 60 años de edad… mientras tanto pues… se frustran con la vida misma y entran en ira o melancolía. Por eso mismo, mi consejo es el siguiente:
No vivimos para cumplir con nuestra misión… nuestra misión es vivir. Disfruten de cada instante de la vida, siendo conscientes de que sus vidas son un importante eslabón que han de mover. No se detengan a observar y buscar el propósito de su vida, simplemente vivan, estén atentos, y encuentren el propósito.
Seguiré insistiendo:
"...No vivimos por nuestra misión, nuestra misión es vivir…
...no busquen el propósito de su vida, encuéntrelo en el vivir..."
Ana Muñoz Terapeuta
LA VIDA SIN AUTOESTIMA.
Algunos comportamientos característicos de las personas desestimadas son:
INCONSCIENCIA.
Ignora quien es y el potencial que posee; funciona automáticamente y depende de las circunstancias, eventualidades y contingencias; desconoce sus verdaderas necesidades y por eso toma la vida con indiferencia o se dedica a hacer mil cosas que no le satisfacen; ignora las motivaciones, creencias, criterios y valores que le hacen funcionar. Muchas áreas de su vida reflejan el caos que se desprende del hecho de no conocerse. Parte de ese caos, generalmente autoinducido, se observa en conductas autodestructivas de distinta índole.
DESCONFIANZA.
El desestimado no confía en sí mismo, teme enfrentar las situaciones de la vida y se siente incapaz de abordar exitosamente los retos cotidianos; se percibe incompleto y vacío; carece de control sobre su vida y opta por inhibirse y esperar un mejor momento que casi nunca llega. Tiende a ocultar sus limitaciones tras una "careta", pues al no aceptarse, teme no ser aceptado. Eso lo lleva a desconfiar de todos y a usar su energía para defenderse de los demás, a quienes percibe como seres malos y peligrosos; siempre necesita estar seguro y le es fácil encontrar excusas para no moverse.
IRRESPONSABILIDAD.
Niega o evade sus dificultades, problemas o conflictos. Culpa a los demás por lo que sucede y opta por no ver, oír o entender todo aquello que le conduzca hacia su responsabilidad. En su irresponsabilidad, el desestimado acude fácilmente a la mentira.
Se miente a sí mismo, se autoengaña y engaña a los demás. Esto lo hace para no asumir desde la consciencia adulta las consecuencias de sus actos, de su interacción con el mundo.
INCOHERENCIA.
El desestimado dice una cosa y hace otra. Asegura querer cambiar pero se aferra a sus tradiciones y creencias antiguas aunque no le estén funcionando. Vive en el sueño de un futuro mejor pero hace poco o nada para ayudar a su cristalización. Critica pero no se autocrítica, habla de amor pero no ama, quiere aprender pero no estudia, se queja pero no actúa en concordancia con lo que dice anhelar. Su espejo no lo refleja.
INEXPRESIVIDAD.
Por lo general reprime sus sentimientos y éstos se revierten en forma de resentimientos y enfermedad. Carece de maneras y estilos expresivos acordes con el ambiente, porque no se lo enseñaron o porque se negó a aprenderlos.
IRRACIONALIDAD.
Se niega a pensar. Vive de las creencias aprendidas y nunca las cuestiona. Generaliza y todo lo encierra en estereotipos, repetidos cíclica y sordamente. Pasa la mayor parte de su tiempo haciendo predicciones y pocas veces usa la razón. Asume las cosas sin buscar otras versiones ni ver otros ángulos. Todo lo usa para tener razón aunque se destruya y destruya a otros.
INARMONÍA.
El desestimado tiende al conflicto y se acostumbra a éste fácilmente. Se torna agresivo e irracional ante la critica, aunque con frecuencia critique y participe en coros de chismes. En sus relaciones necesita controlar a los demás para que le complazcan, por lo que aprende diversas formas de manipulación. Denigra del prójimo, agrede, acusa y se vale del miedo, la culpa o la mentira para hacer que los demás le presten atención. Para el desestimado, la soledad es intolerable ya que no puede soportar el peso aturdidor de su consciencia.
DISPERSIÓN.
Su vida no tiene rumbo; carece de un propósito definido.
No planifica, vive al día esperando lo que venga, desde una fe inactiva o una actitud desalentada y apática. Se recuesta en excusas y clichés para respaldar su permanente improvisación.
DEPENDENCIA.
El desestimado necesita consultar sus decisiones con otros porque no escucha ni confía en sus mensajes interiores, en su intuición, en lo que el cuerpo o su verdad profunda le gritan.
Asume como propios los deseos de los demás, y hace cosas que no quiere para luego quejarse y resentirlas. Actúa para complacer y ganar amor a través de esa nefasta fórmula de negación de sí mismo, de autosacrificio inconsciente de sus propias motivaciones.
La dependencia es el signo más característico de la inmadurez psicológica, que lleva a una persona, tal como dice Fritz Perls, a no pararse sobre sus propios pies y vivir plenamente su vida.
INCONSTANCIA
La falta de confianza en las propias capacidades hace que aquello que se inicia no se concrete. Ya sea aferrándose a excusas o asumiendo su falta de vigor, el desestimado tiene dificultad para iniciar, para continuar y para terminar cualquier cosa. Puede que inicie y avance en ocasiones, pero frente a situaciones que retan su confianza, abandonará el camino y buscará otra senda menos atemorizante. La inconstancia, la falta de continuidad, señala poca tolerancia a la frustración.
RIGIDEZ.
La persona desvalorizada lucha porque el mundo se comporte como ella quiere. Desea que donde hay calor haya frío, que la vejez no exista y que todo sea lindo. Le cuesta comprender que vivimos interactuando en varios contextos con gente diferente a nosotros en muchos aspectos, y que la verdad no está en mí o en ti, sino en un "nosotros" intermedio que requiere a veces "estirarse".
En general, el desvalorizado es un ser que no se conoce, que no se acepta y que no se valora; que se engaña y se autosabotea porque ha perdido el contacto consigo mismo, con su interioridad, y se ha desbocado hacia el mundo con el afán de ganar placer, prestigio y poder, es decir, de obtener a cualquier precio la aprobación de los demás, como un niño que requiere el abrazo materno para sobrevivir. El desestimado no se percata fácilmente de que ha roto el equilibrio que necesita para vivir paz y disfrutar de la vida.
Por Ana Muñoz Terapeuta
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