Se
pusieron a pensar alguna vez, bien en serio y muy a fondo qué significa
sostener automáticamente el “soy bueno”.¿Ser bueno es “hacer siempre el
bien sin mirar a quién”?¿Hay que ser bondadoso siempre, en todo
momento, con cualquier persona, no importa en qué situación nos
encontremos? Pero acaso: ¿No se descubren muchas veces siendo buenos con
los demás a la vez que por esa acción, se perjudicaron a ustedes
mismos?.
A la ingenuidad hay que trabajarla, acotarla, bien usarla. Si leyeron
a Castañeda recordarán el término “pinches tiranos”, los cita en su
libro “El fuego Interno”, son aquellas personas que nos aguijonean, que
nos hacen la vida imposible, son los pequeños o los grandes
torturadores de nuestra vida cotidiana. Son las personas que cuando les
hacemos bien se aprovechan de nuestro gesto para pegarnos a donde más
nos duele, ven que estamos abriéndonos para luego manipularnos en pos de
sus artimañas. Entonces, nosotros -atónitos- no podemos comprender el
gesto que han tenido en semejante contexto de generosidad, apenas
podemos percibir las consecuencias de una actitud que ni siquiera nos
entra en la cabeza. Y si el enojo es acumulado, hasta sentimos ira por
hacerle bien a los demás (grave error de interpretación), una ira
largamente alimentada a través de la vida que queda oculta detrás de esa
imagen angelical que estamos siempre preocupados por proyectar tanto a
los demás como a nosotros mismos.
No hay nada en la realidad que sea limpio, puro, bello y carente del
más mínimo desequilibrio. Pero nosotros, en pos del logro de la perfecta
armonía, detrás de la búsqueda de una auto imagen “esterilizada” de
nosotros mismos, actuamos ingenuamente frente a las maldades que los
otros no tienen ningún empacho en ejercer contra nosotros. ¿Porqué lo
hacemos? Por defender nuestro supuesto ego, que no es más que una imagen
y un reflejo lejano de algo que es nuestra más profunda esencia.
Entonces, bienvenidos quienes cuando queremos actuar de ángeles
perfectos nos burlan con sus maldades porque ellos nos muestran que no
debemos buscar ser perfectos.
Dijo el poeta inglés Robert Browning: “LA CULPA LA TIENE SÓLO EL
TIEMPO. TODOS LOS HOMBRES SE TORNAN BUENOS, PERO ¡TAN DESPACIO!”.
Porque el que una persona logre ser bondadosa se da en un proceso que incluye el trabajo con sus aspectos oscuros y “malos”, en su posibilidad de abrirse en una actitud madura a sus errores, a sus “defectos”, a sus fealdades y en una certeza de tener para sí mismo lo que luego ofrece a los demás. La bondad se construye sobre la base de la valentía de atreverse a navegar por las aguas de las maldades, a pasar por alto el qué dirán, a atreverse a ser agresivos-no violentos cuando se hace necesario.
Porque el que una persona logre ser bondadosa se da en un proceso que incluye el trabajo con sus aspectos oscuros y “malos”, en su posibilidad de abrirse en una actitud madura a sus errores, a sus “defectos”, a sus fealdades y en una certeza de tener para sí mismo lo que luego ofrece a los demás. La bondad se construye sobre la base de la valentía de atreverse a navegar por las aguas de las maldades, a pasar por alto el qué dirán, a atreverse a ser agresivos-no violentos cuando se hace necesario.
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