Biografía del Dr. Grigori Grabovoi
¿QUIÉN ES GRIGORI PETROVICH GRABOVOI?
Poseedor de varios
doctorados, entre ellos de ciencias matemáticas y físicas y autor de un sin
número de libros – publicados en su mayoría en su lengua nativa, se van
traduciendo también a otros idiomas, incluido el español.
Grabovoi es la figura
más destacada de un conjunto de investigadores rusos que trabajan desde los
años 90 en las llamadas Nuevas Tecnologías de la Conciencia, que permiten
el control y la armonización de la realidad interna y externa mediante métodos
accesibles a cualquier persona que los practique con voluntad y
determinación.
Grigori Grabovoi nació
en 1963 en la aldea de Bogara de la antigua República Soviética de Kazajistan.
Clarividente desde su infancia, su interés se centra desde pequeño en salvar a
la Tierra y la Humanidad ya sea, una catástrofe global o la muerte de un único
individuo a nivel del micromundo, ya que para él ambos eventos están
entrelazados indisolublemente.
Graduado de matemáticas
aplicadas en la Universidad de Tashkent en la vecina República de Uzbekistan,
comenzó a trabajar en una oficina de diseño hasta que la fama de sus
capacidades extraordinarias llegó a los directivos de las Líneas Aéreas Uzbekas
que le contrataron para que supervisara mediante clarividencia los aviones
antes del despegue. Como inspector de seguridad, el joven Grabovoi
revisaba a distancia cada uno de los aparatos, disponiendo sólo de una
lista con el número de matrícula de cada avión, y los controles realizados
posteriormente por los mecánicos concluían invariablemente con la misma frase:
“Los
defectos indicados por Grigori Grabovoi fueron corroborados en 100%
durante el examen físico posterior.”
Apodado en aquella
época como “el hombre rayos X”, pronto fue llamado a Moscú, al Servicio de
Aviación Federal donde se encargó de la seguridad de los vuelos del gobierno.
Aunque a finales de la década de los 80 consiguiera su primer doctorado, en
ciencias matemáticas y físicas, su destino visiblemente no era la
investigación: la vida real reclamó la utilización práctica de sus dones. A
mediados de los 90 el Centro de Preparación de Cosmonautas requirió de sus
servicios y poco más tarde le tocó realizar una tarea muy especial.
Su momento estrella en
esta actividad llegó en septiembre de 1997 cuando desde el centro
de Vuelos Cósmicos asistió en el acoplamiento de la estación del transbordador
norteamericano Atlantis a la Estación Espacial MIR indicando defectos que de no
ser corregidos gracias a su advertencia habrían provocado el fracaso de aquella
compleja operación tecnológica.
El Dr. Grabovoi no sólo
utilizó sus dones para estas actividades técnicas, si no que su contribución a
la salud humana, a través de la sanación de centenas de personas de
enfermedades supuestamente incurables y que incluían logros tan particulares
como la regeneración de órganos quirúrgicamente extirpados, que fueron
demostrados mediante diagnósticos de la medicina alopática y documentos notariales
avalados por expertos.
Todo esto le granjeó también
el reconocimiento a nivel oficial. La Academia Rusa de Ciencias le condecoró
con la Medalla de Plata de la Orden de Pavlov por su contribución a la esfera
de la salud pública y el gobierno con la Medalla Pedro el Grande, por su aporte
“al renacimiento de la ciencia y la economía en Rusia”.
La prevención de una
catástrofe nuclear en una central de Bulgaria en 1999 forma parte también de
sus logros más famosos, que se suman a la materialización y teleportación de
objetos y otros hechos habitualmente catalogados como “milagros”, que a su modo
de ver no tienen nada de sobrenatural, siendo simplemente “incomprendidos
todavía para la ciencia oficial” que apenas está empezando a comprender las
inmensas posibilidades que se abren cuando se trabaja desde el nivel de la
información.
Su mayor contribución
al futuro de la Humanidad, sin embargo, está en sus Enseñanzas sobre “la
Salvación y el Desarrollo Eterno”, conocidas ahora aquí como “Nuevas
Tecnologías de la Conciencia” o „New Russian Knowledge”. En las mismas, aboga
por la participación de cada individuo en los esfuerzos de proteger a la Tierra
de una catástrofe global y ofrece métodos prácticos y aprendibles para la
utilización de la CONSCIENCIA humana como instrumento de control y
armonización. Su objetivo es preparar a la conciencia colectiva, cada vez menos
rígida gracias al despertar masivo en la actual etapa de la evolución
humana, para que acepte la posibilidad de la vida eterna en el cuerpo
físico en la que el funcionamiento del organismo se fundamente ya en procesos
espirituales en lugar de bioquímicos.
Su saber enciclopédico
que lo coloca a la altura de genios del siglo XX como Albert Einstein o
Nicola Tesla y la profunda humanidad de su cosmovisión no sólo le enfrenta a la
ciencia newtoniana y al materialismo, sino también a los engendros de una
civilización en crisis como la fusión hombre-máquina como supuesto camino
hacia el futuro. Los seres espirituales que estamos viviendo una experiencia
humana no hemos aprovechado todavía ni siquiera un 1 por ciento de nuestro
inmenso potencial creador dentro del cuerpo físico. Por eso, según
Grabovoi, no hay razón para someternos a una nueva esclavitud en lugar de
utilizar nuestro vehículo biológico, que en su teoría trata como una parte más
de nuestra alma eterna, para desplegar, confiados, todas nuestras capacidades
creando una nueva civilización de base espiritual y colaboradora.
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