VENDER VALOR Y COMPRAR AMOR Por Jennifer Hoffman
14 de Febrero 2017
Traducción: Gisela Díaz M
Difusión: El Manantial del Caduceo en la Era del Ahora
¿Por qué a menudo sentimos que tenemos que vendernos a los demás, y
convencerlos de que somos "lo suficientemente buenos" para ellos, cuando
todo lo que tenemos que hacer es ser lo suficientemente buenos para
nosotros mismos y dejar que los demás hagan sus propias elecciones? Nos
involucramos en relaciones creyendo que debemos probar nuestro valor
para poder obtener el amor que queremos. Y lo hacemos generalmente con
personas que no nos valoran. ¿Podemos estar tan claros y seguros de
nuestro propio valor que no tratemos de “vendernos” a personas que no
nos valoran (porque no pueden), y en su lugar, crear conexiones de amor
con personas que nos aman y que fluyen sin esfuerzo en nuestras vidas
porque reflejan nuestro propio valor?
Estaba ayudando a un
cliente a prepararse para una importante reunión de negocios cuando me
dijo: "Me siento preparado, ahora solo tengo que venderme." Eso trajo a
colación otra discusión sobre por qué él sentía que tenía que
convencerlos de su valor y dignidad, y venderles lo que él tenía para
ofrecer.
¿Por qué no podía simplemente hacer lo mejor que pudiera y dejar que ese fuera el punto decisivo? Si se vende demasiado, se arriesga a sobrevenderse, haciendo promesas que después le puede costar mantener, o puede entrar en esa importante reunión con la sensación de que va a perder, creando una profecía autocumplida.
¿Por qué no podía simplemente hacer lo mejor que pudiera y dejar que ese fuera el punto decisivo? Si se vende demasiado, se arriesga a sobrevenderse, haciendo promesas que después le puede costar mantener, o puede entrar en esa importante reunión con la sensación de que va a perder, creando una profecía autocumplida.
Finalmente,
mi cliente estaba cómodo con sus preparativos para la reunión, los
cuales incluían una lista de ofertas y, más importante aún, un
recordatorio de cosas que él no iba a aceptar. De esta manera, no se
extendería demasiado y no haría promesas que en su deseo de ser
valorado, luego no podría mantener.
¿No hacemos esto todos cuando tratamos de conectar con otros, especialmente en situaciones en las que realmente queremos ser valorados o queremos crear esa conexión, o simplemente en situaciones que pensamos que son importantes? Nos sobrevendemos nosotros mismos, nos desvivimos creyendo que tenemos que convencer a los demás de que somos lo suficientemente valiosos, para que ellos nos amen, y entonces ¿qué pasa?
Acordamos cosas que después no podemos o no queremos cumplir, o nos encontramos metidos en una situación que no nos conviene. Pero hemos invertido tanto en esa situación, que creemos que no podemos salirnos de ella o que queremos ser valorados, no importa el precio, y estamos dispuestos a hacer cualquier cosa con tal de conseguirlo.
¿No hacemos esto todos cuando tratamos de conectar con otros, especialmente en situaciones en las que realmente queremos ser valorados o queremos crear esa conexión, o simplemente en situaciones que pensamos que son importantes? Nos sobrevendemos nosotros mismos, nos desvivimos creyendo que tenemos que convencer a los demás de que somos lo suficientemente valiosos, para que ellos nos amen, y entonces ¿qué pasa?
Acordamos cosas que después no podemos o no queremos cumplir, o nos encontramos metidos en una situación que no nos conviene. Pero hemos invertido tanto en esa situación, que creemos que no podemos salirnos de ella o que queremos ser valorados, no importa el precio, y estamos dispuestos a hacer cualquier cosa con tal de conseguirlo.
Nuestro deseo de ser
“suficiente” para los demás nos hace pensar que tenemos que “vendernos”,
convencer a otros de que nos quieran y nos valoren, de que quieren
pasar tiempo con nosotros, estar con nosotros o estar conectados. Sobre
todo, queremos que nos amen. Tenemos miedo de ser rechazados, pasados
por alto o ignorados y pensamos que esas son señales de que no somos lo
suficientemente buenos.
Sin embargo, en realidad, la persona que
nos rechaza no lo está haciendo por lo que somos, sino por lo que ella
tiene que ser para estar con nosotros.
Tienen que estar en nuestra misma frecuencia y nivel energético, para crear una conexión significativa y valiosa con nosotros, y puede que eso sea demasiado para ellos. Cuando lo vemos desde esa perspectiva, nos damos cuenta de que no nos podemos vender lo suficiente, a alguien que sabe que el precio que debe pagar por esa conexión es demasiado alto.
Tienen que estar en nuestra misma frecuencia y nivel energético, para crear una conexión significativa y valiosa con nosotros, y puede que eso sea demasiado para ellos. Cuando lo vemos desde esa perspectiva, nos damos cuenta de que no nos podemos vender lo suficiente, a alguien que sabe que el precio que debe pagar por esa conexión es demasiado alto.
Lo mejor y lo
único que podemos hacer es ser nosotros mismos, en todo sentido; ser lo
mejor que podamos ser y hacer brillar al máximo nuestra luz. Cuando
estamos alineados internamente, podemos alinearnos con otros que nos son
afines. No tenemos que “vendernos” a estas personas; ellos ya saben
quiénes somos. No tenemos que convencerlos de nuestro valor; ellos
pueden verlo por sí mismos.
Con aquellos que están alineados con
nuestro amor y nuestra valía, reflejamos el valor que ellos tienen y
ellos nos reflejan nuestro propio valor. Las personas que pueden
alinearse con nosotros, que ven y reconocen nuestro valor, no esperan ni
quieren que hagamos promesas extravagantes ni piensan que no somos
suficientes; saben que somos iguales a ellos, perfectos, íntegros,
completos, en todos los sentidos. Y si tenemos que vendernos mucho para
encontrar el amor y el valor que queremos, estamos hablando con la gente
equivocada.
Derechos de autor reservados © 2017 por Jennifer Hoffman. Pueden citar, traducir, reimprimir o referirse a este mensaje si mencionan el nombre de la autora e incluyen un vínculo de trabajo a: http://enlighteninglife.com
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