RESONANCIA: ALINEARSE A UN NUEVO CAMPO VIBRACIONAL Por José L. Stevens
www.thepowerpath.com
10 de Mayo 2018
Traducción: Marcela Borean
Difusión: El Manantial del Caduceo
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Traducción: Marcela Borean
Oneness University Trainer
Terapeuta, Investigadora y Docente de Terapias Florales Nave Terra
Consultora en Decodificación Bioemocional y REORIxINS en Humano
Puente
Facebook: Marcela Borean Decodificación Bioemocional
Capilla del Monte, Córdoba, Argentina
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¿Qué es esta cosa que llamamos resonancia? ¿Cómo entramos en resonancia
y cómo podemos liberarnos de la loca adicción que los humanos tenemos
de entrar en resonancia con algo que a la larga no se siente bien? Una
de las definiciones del diccionario de resonancia es reverberación o
eco, lo que significa que cuando estamos resonantes con algo le hacemos
eco, estamos de acuerdo con ello hasta el punto en que vibramos con la
misma frecuencia. Podrías decir que nos convertimos en eso, como cuando
captamos la tonada y cantamos junto con la melodía, nos unimos al coro,
al estribillo. Entonces, consideremos con qué elegimos vibrar y las
consecuencias para nosotros de hacerlo.
En otros artículos he
descrito cómo funciona el campo cuántico, como está lleno de todo y nada
y contiene literalmente todas las vibraciones que han sido, que son
ahora y que pueden llegar a ser, todas las posibilidades, si se quiere.
Sin embargo, el campo cuántico es reactivo y no hace nada hasta que un
ser inteligente consciente de sí mismo expresa curiosidad por saber
algo. Esta curiosidad despierta la imaginación que a su vez activa el
efecto del observador que luego transforma las ondas en partículas o en
manifestaciones que pueden experimentarse en tiempo real. Quizás esto
está demasiado condensado y necesita explicarse un poco mejor, así que
permítanme presentarles un ejemplo para ilustrar. Tomemos el ejemplo de
un inventor que está interesado en crear una máquina voladora. Como los
hermanos Wright no fueron los únicos que tuvieron la idea de una máquina
voladora, no identificaré aquí a ningún inventor en particular.
Mientras observa a las aves volar, el inventor repentinamente desarrolla
curiosidad acerca de cómo pueden volar y se pregunta si estos mismos
principios se pueden usar para hacer una máquina voladora artificial que
pueda transportar seres humanos. Quizás el inventor formule mentalmente
varias imágenes tratando de imaginar variadas formas de cómo se vería u
operaría. Estas imaginaciones estimulan el campo cuántico que contiene,
en forma vibratoria, variaciones infinitas de máquinas voladoras. Esta
información se mantiene infinitamente en el campo cuántico en forma de
onda vibratoria. Las imaginaciones del inventor estimulan el efecto
observador que transforma las ondas en partículas. Las partículas se
activan en el ámbito físico para estimular la energía, activar la
actividad física, formar pensamientos y, finalmente, manifestar formas
físicas de máquinas de vuelo experimentales. Con curiosidad y preguntas
continuas, el campo cuántico sigue emitiendo más y más material sobre
nuevos desarrollos hasta que el inventor pueda construir una máquina
voladora efectiva de acuerdo con su inspiración.
Todo lo que
sucede en la vida física surge desde este proceso. Dado que el campo
cuántico es neutral y responde sólo a la curiosidad, ya sea consciente o
subconsciente, el mismo proceso produce un rango que va desde lo que
consideramos las experiencias más sublimes hasta las guerras, los
desastres y las catástrofes más terribles. Si imaginamos avances, eso es
lo que obtenemos. Si nos imaginamos la guerra, eso es lo que obtenemos.
Entonces, ¿qué tiene todo esto que ver con la resonancia? Todo. Los
campos vibratorios con los que solemos resonar son lo que más podemos
obtener de ese gran recurso, el campo cuántico. Ahora en este punto uno
puede preguntarse, ¿cuál es el papel del Espíritu en todo esto, si todo
es tan mecánico? El Espíritu nos proporciona el campo cuántico para
utilizarlo como herramienta a fin de ayudarnos a manifestar nuestras
curiosidades en realidades. El espíritu nos da libertad total para
hundirnos o nadar, algo que es un tremendo regalo, pero que a menudo
interpretamos como una maldición cuando no queremos asumir la
responsabilidad de lo que manifestamos. O bien tenemos libertad para
elegir o bien no la tenemos. No podemos tener ambas cosas. En última
instancia, no sirve de nada culpar al Espíritu de nuestros males, ya que
todos son, en última instancia, auto-creados.
Si a nivel de la
esencia elegimos criarnos en una cultura o en una familia que promueve
el martirio, entonces eso es con lo que aprendemos a resonar. Dado que
el patrón del martirio está almacenado en el campo cuántico y tiene todo
lo que se ha conocido o experimentado como martirio de todos los
tiempos, del pasado al futuro, es un campo vibratorio poderoso y potente
con el que estamos eligiendo resonar. A medida que resonamos con él y
creemos firmemente en él como una realidad, nos conducimos hacia
experiencias de martirio una y otra vez. Eventualmente, estas
experiencias llevarán a una muerte temprana o a una miseria en gran
escala, o tal vez no. Digamos que después de algunas experiencias
miserables de martirio empezamos a imaginar que podría haber otra
manera. Tal vez tenemos que vencer la presión de nuestra familia,
cultura o religión para hacerlo, pero expresamos curiosidad sobre la
posibilidad de que pueda haber una vida mucho más gratificante para
nosotros sin una victimización constante. Esto comienza a ayudarnos a
manifestar experiencias más positivas desde fuera del mismo campo
cuántico y somos capaces de dejar atrás la vibración del martirio, y
dejar de resonar con ella por completo.
Constantemente elegimos
campos con los cuales resonar y elegimos ignorar otros campos que están
igual de disponibles. Esto es un poco como elegir emisoras de radio o
televisión para escuchar o ver mientras no elegimos otras igualmente
viables. Podríamos ver algo edificante o podríamos sintonizar un
espectáculo de terror sangriento y violento. A la televisión o la radio
en sí no les importa lo que elijamos.
A menudo elegimos
inconscientemente simplemente porque es a lo que estamos acostumbrados y
esperamos de la vida. Por ejemplo, si hemos sido sometidos a golpes,
adicción a las drogas, abandono y violencia, entonces podemos sentirnos
atraídos a más de lo mismo como una polilla a la llama y, por supuesto,
viceversa. Esta es la base de la adicción. La adicción no es más que
resonar con algo con consecuencias desastrosas porque creemos en cierto
nivel que la repetición contiene la clave de la redención. Hay una
gratificación muy breve en el proceso seguida de las predecibles
vergüenza y culpabilidad. Este proceso es tan aburrido y jamás sucede
con alguna variación, pero la personalidad parásita y falsa nos arrulla
para que lo creamos una vez más por enésima vez.
Ahora aquí hay
un hecho muy importante que sería bueno recordar. No puedes cambiar las
resonancias desde la resonancia en la que estás operando. Simplemente no
es posible. Es como esperar que una pieza de punk rock suene
repentinamente como una pieza clásica. No va a suceder. Para cambiar las
frecuencias tienen que suceder dos cosas. Tienes que estar dispuesto a
apagar la frecuencia con la que estás resonando y al mismo tiempo
abrirte a una nueva frecuencia que se siente superior y mejor. Y debes
continuar ese proceso a lo largo del tiempo hasta que hayas logrado el
cambio exitoso.
Esta comprensión está bien descripta en el campo
de la neurociencia. Todos tenemos vías neurológicas fuertes y débiles.
Una fuerte creencia o experiencia sobre algo a lo largo del tiempo
desarrolla una fuerte ruta neurológica en tu cerebro, mientras que una
idea o pensamiento aleatorio puede tener una vía neurológica muy débil.
Puedes cambiar la fuerza de las vías neurológicas con tiempo y
disciplina. Puede llevar meses de reorientación, pero funcionará. Las
vías neurológicas son la evidencia del cerebro de que estás resonando
con creencias y campos vibratorios particulares.
De la misma
manera que el cerebro exhibe vías neurológicas físicas fuertes y
débiles, la humanidad tiene el equivalente colectivo en lo que algunos
pensadores como C.G. Jung denominó el inconsciente colectivo. Durante
miles de años de historia humana, los humanos hemos creído en la
efectividad de la guerra para defendernos y para lograr ciertos
resultados en la construcción de la nación y cosas por el estilo.
Podríamos decir que existe un camino neurológico gigante llamado "La
guerra de todas las cosas" en el cerebro humano colectivo. Puedes ver la
evidencia de esto en el hecho de que nuestra cultura expresa todo en
términos de guerra, la guerra contra las drogas, la guerra contra el
cáncer, contra el Alzheimer, y así sucesivamente. Incluso las personas
bien intencionadas están dispuestas a veces a ser violentas en nombre de
terminar la guerra.
Incluso aunque no todos los humanos crean
que la guerra es efectiva y viable, es la mayoría la que lleva las de
ganar. Entonces, incluso si no crees en la guerra y la violencia como
una solución al conflicto, aún estás sujeto al hecho de que las guerras
continúan porque la mayoría de la gente está resonando en el campo de la
guerra. ¿Puede esto cambiar? Por supuesto que sí, pero se necesita
tiempo y disciplina para salir de la resonancia con la guerra y entrar
en una nueva resonancia con un campo de cooperación. Recuerda que no
puedes cambiar los campos de vibración desde el interior del cual estás
vibrando y esto va también por la especie entera. Por lo tanto, el mundo
debe dejar de lado la viabilidad de la guerra mientras abraza una
resonancia totalmente nueva para reemplazar la anterior. Este proceso
ocurre lentamente a través de la evolución gradual de la edad y la
madurez del alma. Afortunadamente está sucediendo ahora y dentro de cien
años se habrá logrado exitosamente.
Antes de terminar nuestra
discusión sobre la resonancia, me gustaría simplemente tocar otro
aspecto pues se relaciona con nuestros cuerpos humanos. En una persona
sana, su cuerpo está colectivamente en resonancia con su entorno y marco
de tiempo. Así es como los cuerpos fueron diseñados para funcionar. Si
vives en las montañas, entonces tu cuerpo entra en resonancia con la
altitud, la vida vegetal de allí, los niveles de oxígeno, el contenido
mineral del suelo, la vida silvestre y un gran número de variables. Por
ejemplo, si mudas repentinamente tu cuerpo de la costa a las montañas
altas, tomará un poco de tiempo adaptarte a la altura. Todo el mundo
sabe esto por experiencia.
El desafío en la vida llega porque
nuestros cuerpos no siempre vibran colectivamente en el mismo marco de
tiempo y ubicación. Esto es en gran parte el resultado de traumas,
accidentes y trastorno de estrés postraumático junto con sistemas de
creencias rígidos y similares. Si experimentas un shock en tu cuerpo,
digamos una caída grave que lastima tu espalda baja, esta parte de tu
cuerpo puede atascarse en el tiempo y no progresar con el resto de tu
cuerpo. Debido a un patrón de shock, la parte inferior de la espalda aún
resuena con el tiempo del accidente mientras el resto del cuerpo
avanza. Del mismo modo, la parte inferior de la espalda también puede
estar resonando con la locación del accidente y no con la ubicación
actual del resto del cuerpo. Si tienes varios traumas, entonces varios
órganos y partes del cuerpo pueden estar resonando en diferentes marcos
de tiempo y ubicaciones, produciendo confusión para la personalidad. Es
posible que ya no sepas quién eres o dónde te encuentras. Esto puede
ocasionar muchos síntomas tales como confusión mental, sentirse
atontado, fuera de control, no ser uno mismo, y cosas por el estilo. Es
como si diferentes partes del cuerpo y, por ello, la personalidad
también, estuvieran resonando en diferentes frecuencias o campos de
experiencia. Esto equivaldría a escuchar una variedad de estaciones de
radio reproduciendo diferentes tipos de música, todo al mismo tiempo.
Eso sería confuso y desconcertante y puede provocar que desees renunciar
y simplemente irte a la cama hasta que se detenga.
Muchas
culturas indígenas identificaron este problema y crearon ceremonias y
estrategias curativas para traer a las partes del cuerpo hasta el tiempo
presente. Un método, para nombrar uno de muchos, es el proceso de
recuperación del alma. A pesar de lo que puedas haber escuchado, este
proceso es en realidad muy simple, una vez que conoces los pasos. La
parte más difícil es creer que funciona, ya que no está respaldada por
el cartel que es nuestra institución médica actual, la cual quiere
manejar el campo de la curación con una definición muy estrecha. Esa es
otra historia.
Una de las mejores maneras de poner el cuerpo en
resonancia con el presente es simplemente hablar con él y comenzar una
relación real aquí y ahora con él. Díle que lamentas que se haya
lastimado o que esté trabado de alguna manera y que harás todo lo
posible para corregirlo. Discúlpate por culparlo y juzgarlo, por no
valorarlo por no poder cumplir con todas tus demandas irrazonables.
Díle que lo amas y agradécele por el arduo trabajo que ha realizado para
cumplir con todos tus requerimientos. Ese es un buen comienzo para
hacer que todo el cuerpo colectivo vuelva a tener resonancia con todas
sus diversas partes, con su ubicación, con su marco de tiempo actual.
Por último, considera esto. Cada campo vibratorio tiene octavas más
altas y más bajas. Siempre puedes moverte a una octava más alta si lo
tienes presente en tu mente para recordar esto y comandarlo. Por
ejemplo, tu cuerpo tiene hábitos y es probable que tenga la costumbre de
vibrar en ciertos campos operativos, de salud, de bienestar. Tu
personalidad funciona de la misma manera. Si estás deprimido, hay una
manera de despegarse muy rápido.
Pero las octavas más altas de
vibración no son realmente el mismo campo. Son un campo similar pero
diferente. Digamos que te sientes desalentado al despertar por la
mañana. No estás comenzando bien el día. Hay algo que puedes hacer.
Puedes hacerte cargo. Agradece al Espíritu por tu vida. Date cuenta de
que no eres el contenido físico de tu cuerpo, tus pensamientos, tus
sentimientos o incluso tu personalidad. En realidad eres el contexto, el
espacio en el cual tu vida está sucediendo. Ese espacio es vasto,
infinito en tamaño, dentro de ti y a tu alrededor. Date cuenta de que
este espacio es totalmente neutral. No hay una personalidad real con tu
nombre en ella. Es tan solo una historia, una ficción. Eres una
posibilidad infinita. Comienza a resonar con este nuevo campo,
posibilidad infinita. Llámalo. Dile al viejo campo que ya no tiene poder
sobre ti y déjalo ir. Durante cinco minutos contempla lo que significa
ser una posibilidad infinita. Luego, lentamente, muuuuuuuuy lentamente,
con la mano en el corazón, dí en voz baja: Yo estoy aquí, Yo estoy
aquí, Yo estoy aquí. Yo puedo, yo puedo, yo puedo.
Muchas Bendiciones, José.
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Traducción: Marcela Borean
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Terapeuta, Investigadora y Docente de Terapias Florales Nave Terra
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