domingo, 11 de octubre de 2015

El poder de las palabras y del Nombre de Dios


El poder de las palabras y del Nombre de Dios
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por Ivan Maia Fernandes - esoteraph@gmail.com

Traducción de Silvana Partucci - silpartucci@gmail.com

Las palabras, tal como cualquier sonido emitido, por músicas, cantos, un silbido o chasquear los dedos, palmas, grito, carcajada, llanto, y por que no estornudo, se transforman en energía y vibración en los planos sutiles.

Un nombre – un simple nombre de una persona- ¿cuantas personas ya tuvieron o tienen esa misma identidad? ¿Cuántos ya pronunciaron ese mismo nombre con amor, con ternura, cariño, añoranza, rabia, odio, desprecio, disgusto, en fin, con diferentes cargas y contenidos emocionales? Eso le da al nombre una egrégora energética, que trasciende la vibración de los fonemas que lo componen.

Varias palabras juntas forman mantras, oraciones o cantos, emitidos con fe, intención y propósito, crean sinergia y actúan para el fin que se proponen. La energía de las palabras habladas, de los diversos sonidos y por que no de las palabras escritas, fue bien demostrada por el investigador japonés Masaru Emoto. Él probó con sus experiencias, como las palabras influyen en la formación geométrica de los cristales de agua, que se vuelven más bonitos con palabras de buenas vibraciones o asociadas a buenos sentimientos.

Hasta el sagrado nombre de Dios ya tuvo su energía “contaminada”, tantas veces fue dicho en vano. El segundo mandamiento dice: “No pronunciarás el nombre del Señor tu Dios, en vano”. Imagina ese Nombre siendo pronunciado por casi todas las personas, en diferentes ocasiones a lo largo de miles de años. Solo personas buenas invocaron a Dios? La palabra “Dios” fue emitida apenas para oraciones de bien, para conseguir ayuda divina para buenas acciones? Creo que no, no siempre.

Invocar un mantra, o los nombres divinos, ha sido asunto y materia de diversas tradiciones religiosas, escuelas iniciáticas o espirituales. Según el evangelio bíblico de João: “Al principio, era el Verbo y el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios”.
Eso trae innumerables significados, pero, al pie de la letra, de forma literal, la palabra “Dios” trae la propia energía de Dios.

Leonard Orr en su libro “Libertándose del Habito de Morir”, tiene un capítulo entero dedicado al “Nombre de Dios”. Él dice que la práctica del nombre de Dios es básica para el entendimiento de los yoguis inmortales. Él tuvo que ir hasta la India para entender el verso “El nombre del Señor es una torre fuerte, los rectos corren hacia ella y se salvan”. (Salmos)

En la India, la práctica del nombre de Dios es llamada de “mantra yoga” o “japa yoga”. El nombre nos eleva a la presencia de Dios y Lo trae hacia dentro de nuestra mente y nuestro cuerpo. Por miles de años, los indianos están inmersos en la cultura del Om Kara -la práctica del nombre-. Una hilera de 108 cuentas, llamada de “mala”, ayuda en la concentración para la repetición del Nombre de Dios, una vez por cada cuenta.

Además, según Leonard Orr, las tradiciones religiosas presentan innumerables maneras de invocar a Dios. Por ejemplo, la religión de la Biblia es la misma que la religión de Shiva, la palabra sánscrita de Dios. El sánscrito es el lenguaje espiritual de la humanidad. Este antecede a la Torre de Babel. Es la lengua de los yoguis inmortales, esto porque existen tantos conceptos de inmortalidad física y transfiguración en el sánscrito que los otros idiomas aún no poseen vocabulario para tal efecto. Él complementa, diciendo que la práctica con los Nombres construye fuerza espiritual y sabiduría.

Cada Nombre de Dios incorpora su Poder. Cuando dominamos el Nombre dominamos el Poder, pero Leonard dice que existe un Nombre Supremo que es “Om Namaha Shivai” o “Om namaha Shivaya”. “Shivai” es femenino y significa “Espíritu Infinito”. “Shivaya” es masculino y significa “Inteligencia Infinita”. Cuando el Pensamiento impregna el Espíritu él da Luz al Universo. “Namaha” significa “Manifestación Infinita”. “Om” fue cambiado por “Omen” en el Judaísmo y para “Amén” en el Cristianismo. Los musulmanes usan también ese Nombre como “Om Allah ho ya Om”. Eso revela que todas las religiones tiene sus raíces en el mismo Dios. En hebreo ese Nombre se torna “Ya Weh” o “Ya Vah”, as dos últimas sílabas de Shyvaiya en orden inversa.

De la Cabala podemos resaltar los 72 nombres de Dios. Según Alexandre Chagas, en el libro “Os 72 Nomes de Deus-Guía Prático de Consulta e Meditação”, cada uno de los 72 nombres de Dios es compuesto por 3 letras del alfabeto hebreo antiguo y cada uno de esos nombres sirve para conectarnos con una frecuencia vibratoria de la Luz de Dios y traer esa sintonía divina hacia nuestras vidas. Cada nombre es usado como símbolo sagrado, ya que la disposición de las letras, por regla, no produce palabras, lo que impide la pronunciación. Cada letra representa una energía especifica. Cada sonido generado por la vibración o escaneo visual de las palabras, representa una fuerza energética diferente que repercutiría en el alma.

 
Joshua David Stone dice que existen palabras que elevan y palabras que hieren. Las palabras pueden lastimar, así como pueden curar. Las palabras negativas no son las cosas vagas y nebulosas que muchos creen. Las palabras pronunciadas en chismerío, contra alguien, son como dardos envenenados, transmitidos de persona a persona, y que van acumulando más y más veneno en cada uno que las pronuncia, hasta llegar a los oídos de la persona apuntada como un tiro de cañón. También existen las plagas, las maldiciones. Por eso, ¡“Vigila y Ora”!

Elce Guimarães, en su libro “Ecología Interna” resalta la fuerza de las palabras. La frase “Doy mi palabra” denota el poder que existía antiguamente en la palabra de una persona. Viene de la misma época que los negocios eran garantizados por la palabra y hasta el pelo del bigote del sujeto que se comprometía. Todo lo que se dice produce un eco que resuena y retorna. Lo que decimos, o dejamos de decir, dependiendo de la situación, puede traer repercusiones serias en nuestra salud…

Que buenas palabras eleven tu vibración, que la buena vibración atraiga para ti las condiciones para que se realice tu potencial sagrado y divino; que tu potencial divino permita expresar lo que tienes de mejor, para co-crear con Dios y ayudar al planeta a dar su salto cuántico evolutivo!


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